El Pulso de la Industria / El Nuevo Mundo

Ing Thomas Karig

El conflicto que ha generado el asunto del Irán entre los Estados Unidos de América y la Unión Europea tiene un potencial disruptivo aun mayor que los temas comerciales que el Presidente Trump había puesto en la mesa hasta ahora.

La UE se ha decidido, en forma unánime de los 28 países incluyendo, todavía, a la Gran Bretaña, de enfrentar a Trump y continuar con el acuerdo nuclear con Irán. Esto pone a las empresas que operan a nivel internacional en un tremendo predicamento. Porque los EUA van a reactivar las sanciones contra Iran, lo cual significa que las empresas que quieren seguir operando en los EUA, o tan solo llevar a cabo transacciones en Dólares americanos, se tienen que retirar de los negocios con ese país del Medio Oriente.

Es evidente que la gran mayoría van a decidir por la conveniencia de mantenerse en el mercado norteamericano y seguir usando el Dólar para sus transacciones y financiamientos. Pero ahora resulta que esto los podría meter en un conflicto con la misma Unión Europea, que pretende obligar a las empresas a continuar con sus proyectos iraníes. Difícil situación para muchas de las grandes, y también de las medianas, empresas europeas.

Pero el tema va más allá del ámbito empresarial y comercial.

El desacuerdo político entre los dos grandes socios transatlánticos pone entredicho la tradicional alianza de occidente que ha marcado el paisaje político desde la 2ª guerra mundial.

Trump ya había manifestado no estar dispuesto a asumir todo el costo de la defensa de la OTAN, en vista de que sus aliados europeos no habían cumplido con su compromiso, hecho en 2002, de dedicar el 2% de su PIB a la defensa. Un punto totalmente válido, sobre el cual los europeos, ahora sí, van a tener tomar una decisión. Nada fácil dada la complicada situación de política interna que viven muchos de estos países.

Alemania es especialmente vulnerable en este nuevo escenario, y no solo por la debilidad de la coalición de gobierno de la Sra. Merkel. El país, y sus empresas, dependen en un altísimo grado del comercio global, y además de que históricamente hay una gran admiración y afinidad hacia los EUA, porque estos posibilitaron la reconstrucción del país después de 1945. Pero de eso han pasado 70 años, y nada dura para siempre.

El nuevo mundo que tiene a los EUA y los europeos en diferentes esquinas le abre la cancha a otro jugador: China. Esta hará sus propios acuerdos con Señor Trump, desde una posición de fuerza por ser el mayor acreedor de los norteamericanos, y va a aumentar su influencia en Irán comprando su petróleo e invirtiendo en ese país.

México, por la estructura de su balanza comercial, no tiene opción más que buscar un acomodo con su vecino del norte. Pero su buena relación con Europa puede ser un importante activo en este nuevo entorno.

Este nuevo mundo genera nuevas amenazas, pero como siempre, también oportunidades. El cambio es lo normal, hasta en las bodas reales de la monarquía británica.

Escúchamecada segundo lunes en Radio Imagen Puebla, FM 105.1, a las 8:40 PM.

Más información sobre estos y otros temas en mi sitio web www.tkonsult.com.mx.

 

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