El Pulso de la Industria / NAFTA, el tema inevitable

Ing Thomas Karig

Una de las razones por las que renegociación de NAFTA acapara tanta atención (y genera tanta incertidumbre), es que una discusión que es eminentemente técnica se está tratando de instrumentalizar para efectos políticos.

La consecuencia es que se introducen elementos, por ejemplo el tema del déficit comercial, o la protección de empleos en ciertas industrias, que no se van a resolver con los instrumentos de un acuerdo comercial, ni aún uno modernizado.

El riesgo del proceso de negociación radica precisamente en esta dualidad de intenciones, cuando el gobierno de Estados Unidos se mantenga en su posición. Por el otro lado, la dinámica inevitable de entrar a una discusión técnica podría reencauzar el proceso y permitir llegar a un resultado aceptable.

Pero hasta el último día de la negociación vamos a vivir con la incertidumbre de si finalmente al Sr. Trump le gusta (o le conviene) el resultado. Eso él lo ha dejado más que claro.

Todas las negociaciones se rigen por una regla inamovible: nada está acordado hasta que todo está acordado. Entonces nos esperan unos meses interesantes.

Ahora, si nos vamos a los hechos y datos, el tema está bastante claro y sencillo, por lo menos a lo que respecta la industria automotriz. Aquí van algunos números.

 

  • · Respecto a la afirmación que NAFTA ha eliminado empleos en Estados Unidos: en los tres países de Norteamérica, en 2015 se fabricaron 18 millones de vehículos, de los cuales 12 millones se ensamblaron en Estados Unidos. En 1993, la región produjo 15.6 millones, y USA contribuyó…12 millones. Conclusión: EEUU no ha perdido producción, pero también es cierto que el crecimiento se dio en México.

 

  • · Estados Unidos no está inundado de autos mexicanos. Solo el 13% de los autos que se venden en USA vienen de México. Por cierto, las dos terceras partes partes de las ventas de autos en Estados Unidos vienen de fábricas estadounidenses, mucho más que en México.

 

  • · El único problema (y por eso el Sr. Trump está empecinado con la industria automotriz mexicana): el déficit comercial que tiene USA con México coincide exactamente con el saldo negativo que genera para su país el comercio automotriz entre los dos países, más de 60 mil millones de Dólares al año.

 

Ese último tema, como decíamos al principio, no tiene solución a través de instrumentos de acuerdo comercial. Es más, México tiene que defender su exportación automotriz a capa y espada, porque sin la contribución de esa industria la balanza comercial de México sería insostenible.

Tenemos por delante varios meses de negociación del NAFTA, y es de esperar que los detalles y los posibles avances se vayan a mantener fuera de la luz pública hasta poco antes del final. Por lo menos así debe de ser en un proceso como estos. Claro que igual en este caso, dado la rispidez política que lo acompaña, seguramente seguirá habiendo indiscreciones o declaraciones intencionales. Cada vez que esto suceda, el acuerdo se tambalea.

Ya veremos.

Aunque es aventurado en este momento hacer pronósticos, hay algunos temas del sector automotriz que seguramente van a ser parte de la negociación.

Desde un punto de vista técnico, no hay gran cosa que en la mesa de negociación se pueda discutir respecto al sector automotriz. Los fabricantes de ambos lados (que son por supuesto las mismas empresas) le han dicho a los gobiernos que no recomiendan cambiar las reglas de origen, o sea el valor agregado regional norteamericano que tienen que cumplir los autos y las autopartes para exentar los aranceles. Sin embargo, es prácticamente lo único que se puede discutir, así que es de esperar que el tema si se va a plantear.

Conceptualmente, ninguno de los tres gobiernos tendrá algo en contra de que se genere más valor en la región, que en la práctica significa menos importaciones de otras regiones y más inversión en la cadena de suministro.

El tema, sin embargo, va a dividir a la industria, ya que habrá algunas empresas que se les facilita más el suministro regional que a otras. Mucho va a depender de que se establezcan períodos de transición lo suficientemente largos.

Otra medida que Estados Unidos podría proponer, si insiste en su enfoque político, es el comercio administrado, o sea la limitación en volumen de la importación libre de aranceles; en otras palabras, las famosas cuotas. México ya ha manifestado que eso sería inaceptable, así que esperemos que no surja esta discusión.

El escenario ideal, racional, orientado al futuro, para la industria automotriz norteamericana sería una cada vez mayor integración, consolidación tecnológica y creación de valor, para enfrentar juntos la competencia de China, India, Japón y Europa.

El escenario pesimista, de denuncia del acuerdo, es que los automóviles mexicanos volverían a ser gravados con el arancel del 2.5% en Estados Unidos (arancel registrado en OMC), lo cual reduce la competitividad de México, pero no la elimina.

Si consideramos que el escenario probable es el término medio, las cosas van a seguir (más o menos) igual. Nada más que faltan unos meses para que se acuerde aunque sea eso…

Eschucha a Thomas Karig todos los lunes a las 20:40 en Radio Imagen Puebla 105.1 FM.

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