El Pulso de la Industria / 2019: La Industria Automotriz en la encrucijada

Por: Thomas Karig

El año 2019 va a ser un año de decisiones estratégicas para la industria automotriz, tanto a nivel global como en México. Los retos son múltiples, y se presentan de manera diferenciada en las regiones geográficas.

En primer lugar, se acerca el momento en que las empresas van a tener que reconfigurar en forma definitiva su gama de productos. La diversificación de los mercados dificulta cada vez más poder ofrecer, por ejemplo, al mismo tiempo todas las posibles opciones de tren motriz. Algunos segmentos van a continuar demandando motores de combustión interna tradicionales, pero otros van a migrar hacia los híbridos, los eléctricos e incluso las celdas de combustible. Ofrecer todas las variantes a todos los clientes va a generar una complejidad que se vuelve económicamente inviable. Independientemente de las preferencias de los clientes, en algunos mercados (por ejemplo, Europa) el cumplimiento de normas ambientales va a obligar a las empresas a incentivar la venta de tecnologías limpias, lo cual agrega un factor de costo adicional. Los nuevos autos van a requerir la reconfiguración de las fábricas, la cual una vez realizada obligará a llenar las capacidades asegurando la venta de los nuevos productos. El riesgo es considerable.

Reducir la complejidad no solo es una acción de reducción de costos. También puede impactar positivamente las utilidades, cuando se eliminan de la gama productos con márgenes bajos o incluso negativos – que si los hay. Clarísimo el ejemplo de las armadoras norteamericanas que sacan de su portafolio los sedanes tradicionales y se concentran en las pick-ups y SUVs. Claro que esto funciona básicamente en un solo mercado, el de los EUA, y no resuelve necesariamente el reto estratégico para una empresa global.

Esta transformación de la gama de modelos, y de las fábricas, irá acompañada de otro cambio tecnológico: la digitalización de los procesos administrativos y productivos, la cual volverá hacer viable el producir los nuevos modelos en regiones de altos costos laborales. Esto cerrará en forma paulatina la brecha de costos con países emergentes (como México) en el comparativo de los lugares de producción.

Como si eso no fuera suficiente, el nuevo TLCAN, ahora llamado T-MEC en México, le agrega una dificultad adicional para la industria automotriz mexicana. Aunque 2019 todavía aplican las reglas anteriores, y falta que el Congreso de los EUA apruebe el acuerdo, las decisiones para cumplir con las nuevas reglas se tomarán en los próximos meses.

Y finalmente, hablando de mercados, 2019 seguramente marcará el final de los años récord de ventas en los EUA. El mercado mexicano estará influido por la incertidumbre política, al igual, por cierto, que el europeo. O sea que, adicionalmente a todos los retos arriba mencionados, la lucha por mantener la preferencia del consumidor se volverá más intensa.

La industria automotriz mexicana ha acumulado una gran fortaleza en más de 50 años de historia y de crecimiento, no solo en volumen, sino también en calidad, tecnología y conocimiento. En el nuevo escenario de la industria automotriz global, las plantas mexicanas nuevamente tendrán que hacer valer sus fortalezas. Ojalá que también los gobiernos hagan lo propio para asegurar que México siga siendo una de las mejores opciones para producir los automóviles del futuro.

Más información en www.tkonsult.com.mx

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