Cuando el Sr. Carlos Ghosn era uno de los ejecutivos más influyentes de la industria automotriz, artífice del rescate de Nissan y de la unión de Nissan con Renault y Mitsubishi, una revista japonesa lo encumbró como superhéroe de una historieta animada. En este contexto, hay una cita atribuida al Sr. Ghosn que dice: “Si no te has comportado como villano en algún momento, nunca serás un héroe. Y si un día eres el héroe, puedes ser el villano al día siguiente.”
Pues resultó siendo un profeta el Sr. Ghosn, mucho más allá de lo que el jamás se imaginó. Ahora está en la cárcel en Japón, acusado de un fraude fiscal que además involucra a la misma empresa Nissan y a otros colaboradores de la empresa. Cierto es que mientras no se demuestre su responsabilidad en un juicio, el Sr. Ghosn y su empresa tienen derecho a la presunción de inocencia. Pero el daño a su reputación, y de paso a la de todo el gremio empresarial, está hecho, una vez más. No queremos especular sobre qué pasó y si es cierto o no, porque no nos corresponde. Pero si da pie a reflexionar sobre que pueden hacer las empresas, y los empresarios, para no verse involucrados en este tipo de situaciones.
Uno de los factores sin duda es el riesgo que corren los altos directivos de aislarse de la realidad de sus empresas. Dependen de la información que les hace llegar su círculo cercano, y demasiadas veces este se encarga de que el jefe escuche solamente lo que quiere oír, y no lo que debería saber. Evitar este efecto de la “torre de marfil” siempre ha sido un reto para los poderosos, sean empresarios o políticos.
La otra conclusión, de relevancia mucho más general, es que las empresas le dan poca importancia a tener sistemas robustos de Gobernabilidad que les permitan prevenir, detectar y evitar desviaciones de todo tipo. En lugar de ser héroes (que suelen sucumbir en el campo de batalla) o villanos (que terminan en el calabozo o en el cadalso), lo que tenemos que asegurar es que todos los integrantes de la empresa tengan claridad de los resultados esperados y de la manera en que estos se logran. Y los dueños, accionistas y altos directivos requieren la transparencia que les permite asegurar que se cumplan no solo los resultados, sino también las reglas a las cuales está sujeta la operación de la compañía.
Muchas empresas tienen implementados algunos sistemas que tienen que ver con Gobernabilidad, pero los sistemas no están integrados a la operación, las responsabilidades están mal asignadas, y los colaboradores no los conocen, o no los entienden.
Un sistema integral de Gobernabilidad Empresarial previene estos problemas y está al alcance de cualquier empresa. La gestión de objetivos y la gestión de procesos, que muchas organizaciones ya tienen, se pueden complementar con el cumplimiento regulatorio y la gestión de riesgos. Toda actuación de la empresa y de sus integrantes debe estar enmarcada por un código de integridad con mecanismos efectivos de seguimiento y aplicación.
Nada de esto es realmente nuevo o desconocido. Pero si es una realidad que muchas empresas, empezado por sus más altos directivos, no le dan la prioridad que hoy en día tiene un sistema de Gobernabilidad bien estructurado y funcional. Asumiendo que nadie quiere ser héroe o villano en contra de su voluntad, lo más recomendable es fortalecer los sistemas de Gobernabilidad para ejercer una Gestión Empresarial con certeza e integridad.
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