El pulso de la industria / Ferdinand Piëch – leyenda automotriz

Por: Thomas Karig

El 25 de agosto murió Ferdinand Piëch, ingeniero automotriz, constructor de varios autos icónicos, y también de la empresa que los fabricó: el Grupo Volkswagen. Y finalmente, dueño de una buena parte de las acciones de este consorcio que es uno de los más grandes del mundo.

Piëch era un hombre enigmático, que tomaba sus propias decisiones y siempre encontraba la manera de que se hicieran realidad. Su vocación automotriz se la transmitió su abuelo, Ferdinand Porsche, el creador del Volkswagen Sedán y posteriormente de la emblemática empresa de autos deportivos Porsche. A su nieto también le heredó el nombre, más no el apellido.

Tan solo eso significó una desventaja para el joven ingeniero cuando empezó a trabajar en la empresa de su abuelo, y lo obligó a sobresalir con extraordinarios diseños como el Porsche 917, que dominó las carreras de Le Mans durante varios años. A partir de 1972 se integró a la empresa Audi, y nuevamente generó innovaciones que convertirían a Audi en un serio competidor en el segmento Premium, como la tracción permanente en las 4 ruedas y el motor de 5 cilindros.

Después de 20 años, y habiendo llegado a ser director general de Audi, la casa matriz Volkswagen lo llamó a tomar las riendas del grupo, que estaba pasando por una situación sumamente difícil.

Las ventas habían caído, la imagen de los productos no era la mejor, y había riesgo de despidos masivos. En pocos años, Piëch reencauzó a la empresa al éxito, con autos mejor diseñados, una producción enfocada a la precisión, y una estrategia de plataformas que permitió reducir costos para todas las marcas del grupo. Uno de los problemas que Piëch heredó fue el mal desempeño en el mercado de Estados Unidos, con productos mayormente fabricados en la planta de Puebla, que apenas tenía 3 años exportando y seguía batallando con las exigencias del mercado del norte.

Los que presenciamos las visitas de Piëch en Puebla fuimos testigos como en cada visita se establecían nuevas exigencias, y se ponían a prueba los directivos, no para todos con un final feliz. Pero al cabo de un par de años la planta poblana estaba cumpliendo con calidad y volumen, y Piëch premió el esfuerzo tomando una decisión que marcaría el futuro de las operaciones mexicanas de Volkswagen: la producción, en Puebla, del New Beetle para todo el mundo. En Volkswagen, nadie más que Piëch creía que el New Beetle sería un éxito, y que Puebla lo podría producir.

Nunca antes se había arrancado la producción de un nuevo modelo en una planta fuera de Europa, pero el equipo mexicano aceptó el reto y entregó resultados.

El New Beetle, junto con El Pulso de la Industria Thomas Karig www.tkonsult.com.mx 2.9.19 el Jetta 4ª generación, duplicaron las ventas de Volkswagen en los Estados Unidos en pocos años. La última visita de Piëch en Puebla fue para celebrar: en 2001 se fabricó el Volkswagen 5 millones en México, por supuesto un New Beetle.

Vicente Fox y Ferdinand Piëch fueron los padrinos. Cuando Piëch se retiró como director general y se integró al Consejo de Supervisión en 2002, Volkswagen se había convertido en una de las empresas automotrices más grandes del mundo. En 10 años, los ingresos por ventas se duplicaron, y la cantidad de marcas que integran el grupo creció de 4 a 13.

Otro de sus legados visionarios fue la Autostadt en Wolfsburg, un parque temático que cuenta la historia de las marcas del Grupo Volkswagen y que es una de las principales atracciones turísticas de la región. Piëch seguía teniendo gran influencia sobre la empresa desde el Consejo de Supervisión, pero no pudo evitar que sus sucesores finalmente se vieron envueltos en el escándalo del Diesel.

Unos meses antes que este estallara, Piëch se retiró de los gremios de la empresa después de expresar su desacuerdo con el rumbo que estaba tomando la empresa. Aun así, el mérito de Ferdinand Piëch de haber construido una empresa automotriz que sigue dando trabajo a más de 600.000 personas en todo el mundo es incuestionable.

Muchos han criticado su estilo autoritario, pero los que lo conocimos sabemos que nunca le levantaba la voz a nadie. Y alguna gracia debe haber tenido, si pudo convencer a 4 mujeres de tener 13 hijos con él. Descanse en paz.

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