La Cuarta Transformación enfrenta su mayor desafío social y económico en la precarización heredada del mercado laboral. De hecho, las cifras publicadas hasta el tercer trimestre del año por parte del INEGI a través de su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), muestran que el mercado laboral mexicano avanza en un sentido distinto a la directriz del presidente Andrés Manuel López Obrador de alcanzar un mayor bienestar para las familias mexicanas.

De acuerdo con un reporte del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico A.C. (IDIC), la recesión industrial y el nulo crecimiento del PIB ya cobran una factura social y económica porque las empresas en el país enfrentan un entorno adverso.

Señala que la precarización estructural del mercado laboral mexicano sintetiza el fracaso del modelo económico implementado durante los últimos 40 años.

Bajos salarios, informalidad, ocupación sin acceso a prestaciones de sociales y servicios de salud, sin contrato por escrito y con jornadas laborales que no cumplen con el tiempo establecido en la Ley Federal del Trabajo representan algunas de las características que hoy distinguen la situación en la que viven millones de familias mexicanas.

Las estadísticas del INEGI son claras. En promedio, durante los primeros tres trimestres del 2019 la precarización del mercado laboral continúo avanzando.

Durante los primeros tres trimestres del 2019, el 77 por ciento se ha generado en micronegocios: 926 mil fuentes de ocupación en micronegocios (de un total nacional de 1.2 millones).

Además: 399 mil se crearon en micronegocios sin establecimiento, es decir claramente en la informalidad.

En función de lo citado se puede entender el por qué no se ha logrado detener la precarización estructural heredada del mercado laboral en México.

Por tamaño, sólo las grandes empresas fueron las unidades productivas que evitaron un mayor deterioro: crearon 144 mil fuentes de ocupación y empleo. Las medianas contribuyeron con 37 mil. Las pequeñas perdieron (-) 77 mil.