China se convierte en imán para inversión extranjera

A pesar de la desaceleración del crecimiento del comercio mundial, China es considerada como un fuerte imán para la inversión extranjera, luego que en 2018 declaró su compromiso de abrir su mercado.

De acuerdo con el Ministerio de Comercio de China, de enero a julio la IED en el continente chino se expandió un 7.3 por ciento interanual a 533 mil 140 millones de yuanes (unos 75 mil 900 millones de dólares), y sólo en julio alcanzó 54 mil 820 millones de yuanes, un aumento del 8.7 por ciento interanual.

En los últimos siete meses 24 mil 050 nuevas empresas financiadas con fondos extranjeros, con inversiones en industrias de alta tecnología que representan el 29.3 por ciento de la IED total, 43.1 por ciento más año con año.

Según la agencia Xinhua, el comercio exterior general de China también mantiene un crecimiento estable, expandiéndose un 3.9 por ciento interanual, y el comercio con los países que participan en la Iniciativa Belt and Road alcanzó los 4.24 billones de yuanes, un 9.7 por ciento interanual, de acuerdo con las cifras H1 de la aduana.

Para mantener su papel como un imán para la inversión extranjera, China intensificó sus esfuerzos para abrirse más al mundo.

A principios de este año, la legislatura de China aprobó la ley de inversión extranjera con el objetivo de ofrecer una protección más sólida y un mejor entorno empresarial para los inversores extranjeros.

En junio pasado China lanzó listas negativas revisadas para el acceso a los mercados de inversión extranjera, lo que permite a los inversores extranjeros administrar empresas que controlan la mayoría de las acciones o de propiedad total en más sectores.

En enero pasado el fabricante de automóviles eléctricos con sede en California, Tesla Inc., inició producción en Shanghái, lo que lo convirtió en uno de los primeros en establecer filiales de propiedad absoluta bajo la nueva política de China para fabricantes de automóviles extranjeros.

Exxon Mobil, el fabricante de automóviles alemán BMW y la corporación francesa Schneider Electric, ampliaron su capacidad de producción en China, con nuevos proyectos, plantas y líneas de producción.

Mientras que los inversores globales dudan en su confusión, la economía china les ofrece una certeza y confianza indispensables con su perspectiva positiva. 

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