Recesión pone en "jaque' proyecto de Trump para 2020

A pesar del debate sobre si Estados Unidos se dirige o no a una recesión, la planta de Kuhn North América, fábrica que emplea a 600 personas en sus instalaciones de producción de equipos agrícolas, y su desaceleración en producción es una de las pruebas de que algunos de 'los rincones de la economía estadounidense' empiezan a derrumbarse.

Después de dos años de auge, la situación para las fábricas de Estados Unidos ha cambiado.

Maltratadas por la creciente incertidumbre y el freno que esta ha puesto a los gastos, la desaceleración de los mercados de exportación, un dólar más fuerte y mayores costos de insumos debido a los aranceles, hacen que los fabricantes estadounidenses hayan visto reducidas sus ganancias durante el último año.

Un índice de actividad manufacturera publicado por el Institute for Supply Management, mostró en agosto una contracción, la primera desde 2016, lo que derivó en que los precios de las acciones y rendimientos de los bonos cayeran.

De acuerdo con Bloomberg, la generación de empleos en el sector industrial y de manufactura se han visto golpeados. En lo que va del año, se han agregado 44 mil nuevos empleos al sector, cifra muy por debajo de los 170 mil agregados en el mismo periodo del año pasado.

En 22 estados, incluido Wisconsin, la cantidad de personas que trabajan en las fábricas disminuyó durante los primeros siete meses del 2019, de acuerdo con el Grupo de Innovación Económica.

Las políticas de Trump al desentrañar acuerdos como el T-MEC y desplegar aranceles contra China, suponían una buena oportunidad para un sector icónico de la economía estadounidense, pero parece simplemente haber tenido un cálculo político para obtener una victoria en esos estados cambiantes con alto índice de trabajadores industriales, como Wisconsin.

El presidente defiende la idea de que una guerra comercial contra China es una lucha necesaria. "Para mí, esto es mucho más importante que la economía", dijo a periodistas el 4 de septiembre. "Alguien tenía que hacer esto".

Los precios del acero, que aumentaron el año pasado luego de que Trump impusiera un arancel de 25 por ciento a las importaciones, han bajado a medida que la demanda ha caído y la administración ha eximido las importaciones de Canadá y México.

Tan sólo Kuhn pagó 2.5 millones de dólares más por el acero durante este año que en el mismo periodo en el año anterior.

Los aranceles destinados a China se han convertido en un 'impuesto gigante' para la economía de Estados Unidos, dijo Tom Linebarger, presidente y director ejecutivo de Cummins.

El directivo rechaza la idea impulsada por Trump de retirarse de China, ya que es un país al que le vende el 40 por ciento de sus motores.

 

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