El Pulso de la Industria / Enfrentando el cambio climático

Por Thomas Karig

El 23 de septiembre, el gobernador de California anunció que su estado prohibirá la venta de vehículos con motor de combustión interna, o sea los que usan gasolina o diesel, a partir del año 2035. Aunque ya desde algún tiempo los países escandinavos e Irlanda habían anunciado planes similares, si sorprendió este anuncio por tratarse de un estado de la Unión Americana. Por supuesto este tema se inserta en la campaña presidencial de Estados Unidos, donde uno de los tantos temas que dividen a esa nación es si el cambio climático es una amenaza real, o simplemente no existe, como afirma, entre otros, el propio presidente Trump.

Para California, la decisión de forzar la introducción de vehículos “cero emisiones” tiene un trasfondo muy concreto en vista de los incendios forestales que destruyen al estado, aunado a la contaminación del aire que siguen padeciendo sus grandes ciudades. Si la decisión sobrevive los embates políticos y jurídicos a la que va a estar expuesta, va a ser un parteaguas para la industria automotriz de los Estados Unidos.

Algunas empresas como Ford, Volkswagen, Honda, BMW y Volvo ya se habían comprometido a respetar las regulaciones más estrictas de California que estaban siendo cuestionadas por el gobierno federal, y las mismas marcas ahora expresaron su apoyo a la nueva medida. El gobernador hizo el anuncio junto a un Ford Mach-e, un nuevo auto eléctrico fabricado en México. Y, casualidad o no, el mismo día Volkswagen hizo la presentación mundial de su SUV eléctrico ID.4, que será fabricado en Alemania, Estados Unidos y China a partir del próximo año.

Si con California se inicia la transición hacia el auto eléctrico también el Estados Unidos, el gran anuncio de Trump de haber convertido a su país en el principal productor mundial de petróleo y gas será otro de sus errores políticos y económicos. Es cierto que su auge petrolero ha hecho que Estados Unidos ya no dependa del surtimiento desde el Medio Oriente, o Venezuela, lo cual le permite desentenderse políticamente de esas regiones. Pero con la demanda de petróleo a la baja, los precios están cayendo, lo cual hace que las inversiones en exploración y refinación se convirtieron en un mal negocio.

La tendencia mundial del futuro son las nuevas tecnologías y las energías limpias. Y nuevamente parece ser que China le está ganando esta carrera a su rival. Por un lado China es el mayor importador del mundo de combustibles fósiles, y esto lo ha convertido en el principal emisor de CO2 en el mundo. Al mismo tiempo, China está invirtiendo en la extracción y la refinación de metales que son las materias primas del futuro: litio, cobalto, níquel y cobre. China produce el 70% de los paneles solares del mundo, así como el 50% de las turbinas eólicas y un 77% de las celdas de baterías para los autos eléctricos. La Unión Europea, que también ha anunciado ambiciosas medidas para combatir el calentamiento global, está obligada a aliarse tecnológicamente con China, algo que en el sector automotriz ya es un hecho desde hace varios años.

Los ciudadanos de California, al igual que muchos habitantes en otras regiones del planeta, están viviendo el impacto del cambio climático traducido en afectaciones de su modo de vida y en pérdidas multimillonarias. La aseguradora AON reporta que el costo de daños causados por desastres naturales en el mundo ascendió 240 mil millones de dólares en 2019, 70 mil millones tan solo en los Estados Unidos. Esto afecta a las personas, pero también a las empresas. Las estrategias empresariales obligadamente deben tomar en cuenta el impacto sobre sus operaciones que tiene el calentamiento global, adelantarse a nuevas regulaciones que tendrán que cumplir, y adoptar los cambios tecnológicos que les permitan seguir compitiendo en los mercados del futuro.

Los llamados a tomar acción ya no se pueden ignorar.  Carlos, Príncipe de Gales, quien además de ser el eterno heredero del trono británico es un reconocido activista ambiental, dijo recientemente: “La crisis climática ha estado con nosotros durante demasiados años, censurada, denigrada y negada. Ahora se está convirtiendo rápidamente en una catástrofe global que rebasará por mucho el impacto de la pandemia del coronavirus.”

 

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