Los democratas en EE.UU mantienen la mayoría

René Sánchez Juárez

El pasado 8 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones intermedias en los Estados Unidos, donde se renovó la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio de la Cámara de Senadores y 36 gubernaturas, por lo que fue el proceso electoral más grande desde la elección de Joe Biden en 2019.

 

Los resultados no fueron los pronosticados por los medios de comunicación, que anunciaban que el partido republicano obtendría una mayoría en ambas cámaras y era algo previsible debido al propio desgaste del gobierno de Joe Biden, quien tiene un 45% y que había bajado hasta un 36%, la inflación, la pandemia y a su papel en la invasión de Rusia a Ucrania.

 

Ya que el sistema electoral estadounidense es descentralizado y que no existe un organismo federal que se encargue del proceso, los resultados van fluyendo en diferentes tiempos debido a los propios reglamentos estatales, el uso de voto por correo, así como el conteo.

 

Lo anterior se complejiza cuando hay votaciones tan cerradas como en algunos estados, por ejemplo, Georgia, donde los números obtenidos han orillado a una segunda vuelta electoral, por lo que sería hasta diciembre cuando se conozca el ganador del escaño en el Senado por ese estado.

 

De acuerdo con los últimos conteos para la Cámara de Representantes los republicanos obtendrían una leve ventaja, con 212 mientras que los demócratas obtendrían 203; sólo habiendo perdido seis espacios, por ejemplo, Obama en su elección intermedia perdió 62 representantes. Aún faltarían 30 lugares por definir.

 

Para el caso de la Cámara de Senadores es donde los demócratas podrían retener la mayoría, ya que se proyecta que puedan llegar a 51 senadores, incluso si perdieran el estado de Georgia, y se quedaran con 50 espacios, el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris podrían llevar la ventaja en las votaciones.

 

El gran ganador sería el presidente Joe Biden que le da un respiro para poder seguir con su administración sin mayores contratiempos o negativas del poder Legislativo, así como su recuperación en los niveles de popularidad.

 

El gran perdedor sin duda es Donald Trump, quien iba a tomar estos resultados para despegar en su campaña presidencial para el 2023 y fiel a su estilo, comenzó a negar los resultados y acusar de un fraude electoral.

 

Puede que haya cambios en algunos números, pero la percepción en general la ha ganado Biden y los demócratas, mientras que los republicanos comienzan nuevamente a utilizar la narrativa del fraude el cual pierde fuerza en el electorado estadounidense.

 

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