Las relaciones México-Perú

René Sánchez Juárez

En julio de 2021 accedía a la presidencia del Perú Pedro Castillo, un profesor indígena que había ganado las elecciones de su país con el 50.3% de los votos frente a la hija del expresidente Fujimori, Keiko. De ideología de izquierda se sumaba a la ola de triunfos electorales en América.

 

Sin embargo, en diciembre de 2022, fue arrestado por presunto autogolpe de Estado, por lo que se nombró días después a la presidenta Dina Boluarte, quien no ha tenido las mejores relaciones diplomáticas con sus pares de Latinoamérica, sobre todo en su país, donde apenas cuenta con el 15% de la aprobación.

 

Ante la detención del expresidente peruano, el gobierno mexicano, a través del presidente Andrés Manuel López Obrador, ofreció asilo político a Castillo y a su familia, a lo que el nuevo gobierno de Boluarte, se negó asegurando que sería juzgado, por lo que declaró al embajador mexicano persona non grata por lo que tenía 72 horas para abandonar el país. El diplomático Pablo Monroy llegó a México con la familia de Castillo donde les han otorgado el asilo político.

 

Las diferencias diplomáticas continuaron, cuando en enero México tenía que traspasar la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico que le tocaba a Perú encabezar, Andrés Manuel declaró: “No quiero entregar a un gobierno que considero espurio. No quiero legitimar un golpe de estado”. Asegurando que el golpe de Estado en contra de Pedro Castillo había sido “un golpe del conservadurismo, de los mandamases que, como los conservadores de México, son clasistas, racistas y muy corruptos”

 

La semana pasada la presidenta peruana escaló aun más las tensiones, al retirar a su embajador en nuestro país, declaró: “Rechazo enérgicamente las expresiones formuladas por el presidente de México sobre asuntos internos del Perú y sus inaceptables cuestionamientos que de manera reiterada formula sobre el origen constitucional y democrático de mi Gobierno. El señor López ha decidido apoyar el golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo, el mismo que generó el rechazo unánime de las instituciones que integran el orden democrático en el Perú”

 

López Obrador ha cuestionado la legitimidad de Boluarte, por su poca aceptación entre la población, la represión que ha dejado más de 50 fallecidos en las manifestaciones en su contra y la ha llamado “espuria”. Manifestó: “Aun así, ellos mandan con las bayonetas y con la represión, con la fuerza. Ya van más de 60 asesinados y en esas mismas encuestas la mayoría de la gente de Perú está pidiendo que se convoque elecciones, que sea el pueblo que decida”

 

Lo más sano para ambas naciones sería llamar a nuevas elecciones, para que sean los peruanos quienes decidan el rumbo de su país y contar con un representante legítimo en las urnas y que Pedro Castillo tenga un proceso justo para determinar su situación jurídica.

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