La transición a economía sostenible debe impulsar inclusión de mujeres

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló que para 2030 se crearán hasta 15 millones de trabajos en la transición hacia una economía sostenible. Esto significa que, al igual que en la economía digital, podemos aprovechar las nuevas demandas del mercado laboral para impulsar la inclusión de las mujeres.

Podemos crear más y mejores empleos, contribuir a la mitigación del cambio climático y, además, impulsar el cierre de brechas de género.

Sin embargo, para que esto sea una realidad que permita alcanzar una economía verde con igualdad de género, la región Latinoamérica debe de abordar antes ciertos retos estructurales, por ejemplo, la problemática de la segregación ocupacional.

OIT calculó que, previo a la pandemia, las mujeres representaban menos del 25% de la fuerza laboral en la región en sectores clave para la transición verde, como la bioeconomía, energía, minería, turismo, construcción, movilidad y transporte, residuos y economía circular y manufactura.

En esta misma línea, se estima que más del 80% de los nuevos empleos que surgirán a partir de distintos programas de descarbonización, se darán en sectores que actualmente son dominados por los hombres. Para que estas cifras resulten más esperanzadoras, es fundamental impulsar la adquisición de nuevas habilidades, advirtieron los analistas del BID, Monserrat Bustedo, Laisa Ratcher y Manuel Urquidi.

La transición a una economía baja en carbono está cambiando las ocupaciones, demandando nuevas tareas y capacidades, y este cambio no puede dejar atrás -una vez más- a las mujeres.

Las mujeres concentran   su   capital   humano   en   campos   con   menores retornos. Esto se debe a múltiples factores, como los desafíos de conciliación laboral-familiar y los bajos incentivos vocacionales para optar por formación en espacios digitales.

Las mujeres estudian menos carreras vinculadas con Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (o como se conocen en inglés, carreras STEM, por sus siglas).

Según estudios realizados por el BID en 2019, las mujeres representan menos del 35% de personas graduadas en estas áreas. Consecuentemente, la participación femenina en el sector tecnológico -uno de los más demandados y con mayor retorno salarial- es particularmente baja. Apenas constituyen un 42% de las personas empleadas en el mercado laboral digital.

De igual forma, en el sector de emprendimiento, se ha evidenciado una tendencia a la creación de empresas más pequeñas y con baja integración tecnológica, lo cual afecta su desempeño. A ello, se suma que el rápido crecimiento de la robotización de procesos y la inteligencia artificial, no necesariamente están avanzando de manera inclusiva. 

 

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